
Ante el Covid-19
Es paradójico que con un nombre tan monárquico, coronavirus, en muy pocos días, este virus haya conseguido borrar las diferencias y promover entre nosotros un funcionamiento tan democrático, donde todos hemos quedado igualados.
Una cultura latina como la nuestra caracterizada por la expresión afectos, en pocos días se ha visto sometida a la prueba de tener que buscar otros canales de expresión y mostrarlos simbólicamente.
Los psicoanalistas algo sabemos de esto: las comunicaciones más profundas de los afectos no requieren de una expresión directa de besos y abrazos. Justo el encuadre de nuestro método pasa por abstenernos del contacto físico, para favorecer en el psiquismo del paciente la búsqueda de formas de expresión de sus sentimientos a través del proceso secundario, siendo la palabra el vehículo que adecuadamente integrado con lo emocional, más va a contribuir a alcanzar una estabilidad psíquica.
Sin embargo, son tiempos nuevos, que nos exigen a todos reinventarnos temporalmente. En estos días los psicoanalistas también hemos tenido que renunciar a otras de nuestras señas de identidad, en un principio desapareció el saludos y despedida a través de un apretón de manos, único contacto corporal que se produce en nuestros tratamientos; y en un paso más, para garantizar y colaborar lo más posible a frenar la escalada infecciosa de este COVID-19 puesto que se contagia con mucha facilidad, a tener que recurrir a la vía telefónica u on line para poder proseguir el trabajo con nuestros pacientes, que más que nunca necesitan sentirse contenidos y escuchados. Incluso con los niños, trabajando sobre sus dibujos, escuchándoles sus preocupaciones y angustias, estamos intentando llegar a ellos. Nos preocupan los jóvenes, a veces, poco habituados a aceptar restricciones tan estrictas como las que en esta ocasión tienen que asumir; también para ellos la comunicación on line con sus amigos, con la que ellos si están muy familiarizados, les va a brindar esta posibilidad de seguir en conexión.
Son tiempos de esfuerzo para todos. Nunca antes nos habíamos enfrentado a una situación como ésta. Pero el sentimiento de estar unidos por un objetivo común – y es importante transmitir a nuestros niños y jóvenes esta idea- el de ganar esta dura batalla todos juntos, nos va a producir la energía que necesitamos para sobrellevar las distintas preocupaciones que a todos nos despierta esta situación.
Son tiempos de ayudarnos, de colaborar, de transmitir a jóvenes y niños en una sociedad que gira tanto alrededor de las satisfacciones narcisistas, el que hacer algo por el otro puede llegar a producir mucha felicidad. Hacerles partícipes, sin angustiarles, de vías activas de ayuda: las pancartas colgadas en ventanas y terrazas a través de las que puedan ir transmitiendo sus sentimientos a lo largo de los días y sus ánimos a los profesionales sanitarios y otros, que en estos momentos y a pesar de estar tan expuestos, no han dudado ni un momento en entregarse para ayudar a las personas contagiadas e impedir que otras puedan serlo. A los niños también les calma sentirse útiles y que pueden participar de alguna manera, pensando cada día un lema para reflejar en sus dibujos una forma de dar ánimos y energías a los que nos ayudan; más allá de que les mantiene entretenidos durante un tiempo.
Sería recomendable poner en las casas música alegre y tranquila y no tenerles permanentemente conectados a las noticias.
Es importante establecer horarios en las casas; el tiempo es un gran organizador y ante la incertidumbre de un tiempo del que desconocemos su duración, podemos introducir una programación de lo que se va a hacer cada día, diferenciando los días laborales de los del fin de semana. Empleen distintos colores para marcar esta diferencia. Los centros escolares también están realizando un gran esfuerzo para mantenerse en conexión con sus alumnos y ayudarles a seguir realizando sus aprendizajes. Tiempos dedicados a alguna actividad física dentro de la casa en la que se pueden realizar tablas de ejercicios acompañados por música.
Es una oportunidad también para introducirles en la puesta en marcha de tareas que tengan que ver con los cuidados domésticos. Ahora que tanto hablamos de la necesidad de la higiene y sin convertirles en neuróticos obsesivos, si se les puede ayudar a ser más responsables, y a que no piensen que el recorrido entre una prenda que desechan y otra que encuentran en sus cajones, es mágico; tiene un proceso y es importante que lo conozcan. El aprender a guisar incentivándoles con retos, puede ser una oportunidad de iniciar en ellos el desarrollo de hábitos muy positivos a la hora de sus independencias y profundizar en el conocimiento de los alimentos.
Se han puesto en marcha iniciativas para ayudar a vecinos mayores a proveerse de lo necesario, de pacientes aislados en sus casas y sin familiares que les faciliten Sin correr riesgos podemos acercarles a su puerta lo que vayan necesitando.
Son tiempos duros pero también nos brindan la oportunidad de aprender a gestionar nuestra soledad y nuestro contacto con nuestro mundo interno. Demos el cerrojazo a los pensamientos más catastróficos o angustiosos; son inútiles y destructivos. ¡Fuera de nuestra cabeza! Y a cambio ejercicios respiratorios que nos relajen; los que practican Pilates saben cómo aumenta el gasto de grasas sólo por el manejo adecuado de la respiración. ¡Buen sistema para paliar las incursiones excesivas a la cocina!
Es verdad que no estamos acostumbrados a vivir sin estar anclados a nuestras certezas cotidianas; que en estos días la proximidad más constante con las personas con las que convivimos nos va a poner a prueba en muchas situaciones; y que algunos están angustiados por el sentimiento de estar encerrados o tener que renunciar a realizar determinadas cosas.
Pensemos que todo esto es pasajero, sobre todo si lo hacemos bien.
Intenten buscar espacios y actividades personales dentro de la casa, por pequeña que sea. Piensen en cosas pendientes de hacer y para las que nunca encontramos tiempo.
Sé que los padres van a tener que realizar un gran esfuerzo; sus tareas han aumentado considerablemente con sus hijos: padres, docentes, psicólogos, cuidadores… y además a ello se añade el contener sus propias preocupaciones y los conflictos que vayan surgiendo entre las parejas y las familias; algunas en régimen de separación, que también posiblemente genere una serie de complicaciones.
Desde el Centro de Psicoterapia Psicoanalítica La Madraza y yo misma, ponemos a su disposición distintas ayudas para gestionar esta situación que iremos dando a conocer a través de las redes sociales: información y sugerencias para acompañarles en estos momentos.
NO ESTAMOS SÓLOS. Nos vamos a ayudar con todos nuestros medios y posibilidades ¡Muchas más de las que creemos!
Carmen Morales García. Psicoanalista de la APM-IPA