¿A partir de qué edad sería adecuado dar un móvil a un niño? ¿Qué pensamos sobre poner videos en el teléfono a un bebé mientras le damos de comer?

Vivimos en un mundo donde la tecnología cada vez está más presente. Ahora no necesitamos buscar monedas o pedir cambio en un bar para pagar el parquímetro. Lo podemos hacer cómodamente desde el móvil. Podemos hacer todas las gestiones necesarias del banco, e incluso firmar documentos sin necesidad de acudir a éste.
A los que ahora somos adultos y crecimos usando un teléfono fijo, con una agenda telefónica de papel y memorizando los números de tus amigos y familia, nos sigue sorprendiendo el ritmo de los avances tecnológicos y los cambios que suponen en nuestro día a día.
En otra época se hablaba de las horas de pantalla de televisión. Con diferentes opiniones, la mayoría coincidían en que no era bueno pasar tantas horas delante de la televisión. Podías acabar “necesitando gafas”.
El presente parece que se ha vuelto más complejo. Tenemos más pantallas en casa. Estas son de uso individual, no como la del televisor, donde todos tenían que ver lo mismo. Ahora no necesitas ni levantar la cabeza de la pantalla para hablar con otros. No necesitas mirar a nadie a los ojos y hablar. De hecho, en algunas reuniones de adolescentes, estando todos ellos juntos en un mismo espacio físico, pueden estar comunicándose entre ellos mismos a través del smartphone.
Estas nuevas interacciones con la tecnología están muy estudiadas. El avance tecnológico también ha permitido desarrollar algoritmos que permiten probar y averiguar cuáles son las formulas que llevan a las usuarios a pasar más tiempo en esas apps.
En el artículo “Los gurús digitales crían a sus hijos sin pantallas” de El País, se habla de cómo precisamente las mismas personas que trabajan en este potente sector en Sillicon Valley (lugar de nacimiento de las más grandes compañías tecnológicas) son los primeros que no quieren que sus hijos estén expuestos al uso de las pantallas.
Se abren muchas preguntas que nos llevan a una reflexión necesaria como sociedad. Profesionales de la salud mental, educación, tecnología, y otros sectores, junto con los padres, debemos desde nuestro lugar y nuestras funciones pararnos a pensar y valorar cuál es la mejor forma de afrontar este asunto.
Todo esto avanza a una velocidad muy rápida y cuantos más espacios haya para la reflexión y el pensamiento, más preparados estaremos para los cambios que ya han llegado y los que están por venir.
Os animo a que en los comentarios compartáis vuestros pensamientos, sugerencias o experiencias para que así podamos seguir reflexionando sobre la complejidad del asunto.
Por Javier Galbeño.
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